Gabriel Hinojosa Rivero es un “apóstol” de la democracia que nunca entendió la política en Puebla y que actualmente representa al punto cero, cero, cero, cero, uno por ciento en la Angelópolis. Llegó a la alcaldía en 1995 y tuvo a todos en contra: panistas, yunques, gobierno estatal, PRI, ambulantes, medios de comunicación y un largo etcétera, por eso ahora que lo llamaron a coordinar la campaña de Enrique Cárdenas Sánchez lo único que provocará son bostezos y miradas perdidas.
Hinojosa nunca hizo nada por lo que se le recuerde cuando pasó por la alcaldía; solo que ganó las elecciones en 1995 y humilló al “Cachorro de la Revolución”, Germán Sierra Sánchez. No se le puede acusar de transa, pues una vez que terminó su mandato regresó a su empresa de computadoras que está en la esquina de Reforma y bulevar Norte.
Fue alguien muy parecido a Claudia Rivera Vivanco: tenía a todos en su contra, incluso a los de su mismo partido. Llegó por las circunstancias del momento y no porque la gente lo conociera; Hinojosa fue favorecido por la devaluación del peso o el error de diciembre de 1994 y Rivera por el acarreo de votos que atrajo López Obrador. Ambos por un voto de castigo.
Hinojosa intentó ser diputado federal por el PAN y renunció a ese partido hace años, fue un crítico acérrimo al morenovallismo, pero nada más. Siempre con un discurso “progre” y “buena ondita”. Mucha democracia y mucha transparencia, tanta que no se ve. Algunos lo comparan con un Ricardo Villa Escalera, que siempre aparece para hacerla de jamón pero no sirve de absolutamente de nada. La inclusión como coordinador de campaña en el equipo de Cárdenas sólo hunde más al panismo local.
Hinojosa carece de datos duros para armar una contienda, no tiene un plan preconcebido, no reconoce lo que pasa al interior del estado y en las comunidades muy alejadas de la capital, desconoce los grupos, los párrocos de las distintas iglesias que influyen en las votaciones, los operadores de cada uno de los municipios.
Carece de logística, de visión, y de una estrategia para cada una de las regiones del estado. A Hinojosa le hace falta ver más bax.
Con su nombramiento solo se confirma que a Cárdenas no le interesa el panismo, como al panismo no le interesa que gane Cárdenas. La intención de lanzar a un personaje como el exrector de la UDLAP es para sacudirse a todo el morenovallismo y recuperar su partido con el fin de regresar al PAN de los años noventa.
Hinojosa nunca congenió con los panistas y menos con las familias custodias de la derecha. Fueron épicas las diferencias que sostuvo con su cabildo (insistimos su parecido con Claudia Rivera) sobre todo con Humberto Aguilar Coronado, quien fue su secretario de Gobernación y con Francisco Fraile García, que encabezaba a sus críticos dentro del partido albiazul.
La dupla Cárdenas-Hinojosa es como un Abbot y Costello o si lo queremos tropicalizar sería como Viruta y Capulina, pues ni harán ni bien ni mal, simplemente no harán nada, ni cosquillas a quien encabeza las encuestas en este momento. Lo más curioso de todo es que en el PAN ahora le dan espacio a quienes son sus más fervientes críticos: el ex rector de la UDLAP, y su compinche el ex alcalde de Puebla. En el partido albiazul están en remate: agarran lo que sea al precio que sea.
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