Durante muchos años en la picaresca política mexicana se identificó al Partido Revolucionario Institucional, a sus diputados y senadores, así como a sus funcionarios, con la figura o caricatura de un dinosaurio, en clara alusión a su permanencia en el poder durante más de setenta años en México.
Por eso, en muchas ocasiones que se anunciaba la segura muerte política del PRI, y esto no sucedía, se comentaba el famoso micro relato del escritor hondureño Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Pues tal parece que eso sucedió el lunes por la mañana cuando los mexicanos conocimos los resultados de las elecciones que se llevaron a cabo el domingo 18 de octubre y en donde el antiguo partidazo se alzó con el triunfo en los 16 distritos electorales locales en el estado de Coahuila y la mayoría de las presidencias municipales en el estado de Hidalgo, resultado que motivó a su Presidente Nacional a anunciar que el PRI estaba de regreso en la vida política activa en el país.
En lo personal creo que el resultado se debió más a la puesta en práctica de la experiencia del PRI, es decir, la puesta en práctica de la operación política el día de la elección por el jefe político en los estados, que según la tradición, son los gobernadores. Muy especialmente en estos dos estados en los que nunca ha habido alternancia y hasta ahora, siempre ha gobernado el PRI y las elecciones se llevan a cabo con las mismas prácticas de antes.
Si a esto le sumamos que en Morena no se ponen de acuerdo en quien será su dirigente nacional, motivando la desunión entre sus seguidores y a que el PAN parece no haber presentado a los mejores candidatos, pues el resultado si dio motivo para pensar que el dinosaurio seguía ahí.
Sin embargo, estos resultados no pueden significar de ninguna manera que el PRI se reposicione entre los ciudadanos como la opción política a considerar en las elecciones del año que viene.
En un extraordinario análisis de Pascal Beltrán del Río, de los números y resultados electorales de las 8 elecciones que se han llevado a cabo después de la elección presidencial del 2018, concluye que el partido político más votado, si se juntan los resultados de esas 8 elecciones, es el PAN, aunque el domingo no le haya ido de lo mejor.
Razón por la que creo firmemente que es el PAN la alternativa democrática de México. Sin embargo, se deberá mostrar la madurez necesaria para enfrentar el reto. Ya veremos si las dirigencias municipales, estatales y nacional están a la altura.
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