Acusan de abuso sexual a Nobel de la Paz

Una psiquiatra y activista antinuclear acusó a Óscar Arias Sánchez, Nobel y ex Presidente de Costa Rica, de agredirla sexualmente hace cuatro años, llevando al movimiento #MeToo a uno de los estadistas más respetados de América Latina.

La acusadora, Alexandra Arce von Herold, presentó una denuncia ante fiscales federales el lunes y emitió una declaración, so pena de perjurio, pidiendo que se imputara a Arias de agresión sexual.

Arce proporcionó una copia de la queja a The New York Times, que muestra que se había reunido con los fiscales costarricenses durante casi tres horas. La doctora no busca una reparación por daños civiles.

Arias ganó el Premio Nobel de la Paz en 1987 por haber negociado un plan para poner fin a las guerras civiles en América Central. Sigue siendo la figura más poderosa de Costa Rica, que dirigió dos veces y donde continúa dirigiendo una fundación que promueve la paz y la democracia. La acusación de agresión sexual podría suponer un grave golpe para su legado.

Arce, activista a favor del desarme nuclear, se reunía a menudo con el ex Presidente, que era un importante partidario de la causa. Ella dijo que estaba en la casa de Arias a fines de 2014 para hablar sobre un próximo evento en Viena cuando él se acercó por detrás de ella, le tocó los pechos y le metió las manos en la falda, penetrándola con los dedos.

Se fue, angustiada, y contó a varias personas lo que había sucedido, a veces llorando. Entre ellos se encontraban colegas y su hermano, quien dijo que durante semanas después, era como si tuviera el trastorno de estrés postraumático y no se sentía segura.

En un comunicado enviado por su abogado, Rodolfo Brenes, Arias dijo que era inocente y que se defendería ante el tribunal.

«Niego categóricamente las acusaciones hechas en mi contra», dijo. «Nunca he actuado de una manera que no haya respetado la voluntad de ninguna mujer».

Esta acusación contra Arias se suma a otras de prevaricación por su decisión en 2008 de permitir un proyecto minero canadiense en un corredor ecológico antes de que terminaran de hacerse los estudios de impacto medioambiental. Ese caso ya procedió a audiencias preliminares y Arias está en espera de que un tribunal determine si será enjuiciado.

Arce, al rememorar esa tarde en 2014 en la que dice que Arias se aprovechó de ella, mencionó que se arrepiente de no haberse defendido; indicó que estaba demasiado impactada. Comentó que había conocido a Arias por medio de su madre, ex legisladora del mismo partido que el ex Presidente, y que ya había visitado su hogar en otras ocasiones en compañía de su mamá.

«Me congelé, no sabía qué hacer», dijo. «Estaba tan en shock. Eso nunca me había pasado».

Arce señaló que lo único que se le ocurrió hacer en ese momento fue gritarle: «¡Está casado!».

Se inventó una excusa sobre tener que llegar a una cita en la Asamblea Legislativa y salió corriendo, dijo. Añadió que estaba tan en pánico que sí se dirigió a la asamblea pese a que no tenía realmente ninguna reunión programada ahí.

Arce dijo que ahí se reunió con una integrante del Congreso a quien conocía y que le contó lo sucedido.

Un asistente de esa legisladora, quien pidió que no se haga público su nombre para no terminar involucrado en un escándalo con alguien tan influyente, confirmó lo dicho por Arce al Times. El asistente dijo que Arce estaba llorosa y conmocionada

El mismo día, Arce llamó a su novio, quien vive en Francia, y le contó lo sucedido.

«De inmediato confié en Alex», señaló en entrevista Jean Marie Collin, el novio. «Nunca dudé de lo que ella me dijo».

La psiquiatra y activista comentó que no hizo pública su denuncia antes porque la idea de presentar una acusación formal en contra de alguien tan poderoso parecía impensable, previo a que el movimiento #MeToo obligara a la rendición de cuentas en Estados Unidos y varios hombres famosos tuvieran que responder a las acusaciones de acoso y abuso sexual en su contra.

Arce dijo que la inspiró ver a tantas mujeres acusar a hombres tan poderosos como Harvey Weinstein y Bill Cosby, pero que se decidió a hablar en público después de ver a las jóvenes gimnastas que testificaron, una tras otra, sobre el abuso sexual cometido por el médico del equipo olímpico Larry Nassar.

«Todas las demás mujeres que lo hicieron me ayudaron», dijo Arce, quien trabaja en un hospital público en la capital de Costa Rica. «Entonces pensé que, tal vez, yo puedo ayudar a otras también».

En América Latina, el movimiento #MeToo ha tenido un camino más difícil.

Montserrat Sagot Rodríguez, especialista en sociología de género de la Universidad de Costa Rica, dijo que hay una ley en ese país en contra del acoso y hostigamiento sexual desde 1995, pero que se han presentado muy pocos casos en contra de personas poderosas y que solamente un político ha tenido que renunciar después de ser acusado.

A pesar de los retos sociales, varias mujeres en la región han presentado denuncias. La actriz mexicana Karla Souza le dijo a CNN en Español el año pasado que fue violada por un director a principios de su carrera, mientras que en Argentina varias actrices acusaron a otro actor.

En Brasil, el curandero Joao Teixeira de Faria, conocido como Juan de Dios y quien se hizo famoso fuera del país tras aparecer en el programa de Oprah Winfrey, fue acusado de abuso sexual por más de doscientas mujeres; fue arrestado en diciembre.

La denuncia en contra de Arias es la de más alto perfil en la región hasta la fecha.

Fuente: The New York Times

febrero 5, 2019 - 2:15 pm

Por: Staff

Internacional

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