Contribuye México a hito astronómico

Una veintena de expertos mexicanos contribuyó con su labor, a través del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), en Puebla, a un hito largamente acariciado por la comunidad científica internacional: la captación de la primera imagen de un agujero negro supermasivo.

La hazaña se logró a través del Event Horizon Telescope, una red de ocho telescopios alrededor del mundo, de la que forma parte el GTM.

«(Nuestra intervención) no sólo fue, como siempre, ayudar a corregir el paper, sino realmente (participar) desde la toma de los datos y procesamiento hasta el resultado final», compartió Leopoldo Altamirano, director del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, que alberga el Gran Telescopio Milimétrico.

Fue el doctor en astrofísica y director del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), David Hughes, quien tuvo el honor, como él mismo dijo, de informar en México que aquella captura, un tanto borrosa, mostraba por primera vez al mundo cómo lucía realmente la sombra de un agujero negro supermasivo, lo que además comprobaba la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein en ambientes de gravedad extrema.

«Damas y caballeros, aquí está la primera ‘foto’ de un agujero negro», dijo en el Conacyt, ante un auditorio que se inclinó hasta el borde del asiento y, por un segundo, quedó inmóvil, para después volcarse en un largo aplauso.

Esa imagen de la sombra del agujero negro supermasivo al centro de la galaxia elíptica Messier 87 (M87), a 55 millones de años luz de la Tierra y con una masa de 6 mil 500 millones de veces la del Sol, es el primer resultado del Event Horizon Telescope (EHT), una red global de ocho telescopios -originalmente nueve-, incluido el GTM de Puebla.

La alianza comenzó a fraguarse hace 10 años con el objetivo preciso de obtener esta captura, junto a la de Sagitario A*, el agujero negro al centro de la Vía Láctea, aún pendiente.

Tras sólo cuatro noches de observación en abril de 2017, y dos años posteriores de procesamiento de 500 terabytes de información, la imagen fue presentada ayer en ruedas de prensa simultáneas en Washington, Bruselas, Santiago, Shanghai, Taipei, Tokio y México.

«Sólo en nuestros sueños mas fantásticos pensamos que nos iba a tocar vivir esto hoy», enfatizó William Lee, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, sobre este logro posibilitado por la Interferometría de Línea de Base Muy Larga, técnica mediante la cual los telescopios observaron simultáneamente el mismo objeto para después combinar sus señales en una supercomputadora.

Los telescopios captaron la luz que el material cósmico alrededor del agujero negro emite en la longitud de onda de un milímetro conforme es absorbido por la atracción gravitacional, lo cual generó un contraste que permite dimensionar el agujero.

Tuvieron que pasar 104 años para tener la evidencia directa de la singularidad que Einstein predijo: ese pequeño punto en el universo que contiene suficiente masa para deformar la estructura del espacio y tiempo de manera tan fuerte que crea un volumen delimitado por un horizonte de eventos; la región de la que nada puede escapar, ni siquiera la luz.

Un objeto estelar cuya existencia había sido aceptada por físicos y astrónomos durante más de 60 años a pesar de jamás haberlo visto, pues no había forma ni mayor prueba que el mero cálculo de las órbitas de ciertas estrellas.

El anillo brillante de plasma de gas caliente orbitando alrededor de la singularidad que ahora se materializaba ante el mundo corrobora propiedades fundamentales del espacio, el tiempo y la gravedad.

«La predicción de la teoría de la relatividad general es que esto debe ser un círculo perfecto, y lo es. Hasta ahora, todo lo que hemos hecho, dentro de las limitaciones que tenemos, reproduce exactamente lo que la relatividad predice», expresó en entrevista Laurent Loinard, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM.

Un hito en el que la actuación de México fue clave a través de una veintena de personas que contribuyeron desde el GTM.

«(Nuestra intervención) no sólo fue, como siempre, ayudar a corregir el paper, sino realmente es (participar) desde la toma de los datos y procesamiento hasta el resultado final», detalla Leopoldo Altamirano, director del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).

En la proeza, Altamirano ve superadas las críticas a un telescopio que tuvo una inversión de 200 millones de pesos y tardó 20 años en completarse, y que es fundamental para el EHT por ser el de plato único más grande de toda la red y que por su céntrica ubicación puede dar un mayor aporte.

«¿Valió la pena? Sí, porque está este resultado y todos los que vienen. Pasamos de ser pasivos a activos en la generación de resultados trascendentales en la ciencia», celebra el titular del INAOE.

Ante la emoción del momento, alguien entre el público sugiere si el proyecto podría alzarse con el Nobel de Física, lo que los investigadores no descartan, claramente emocionados, pero prefieren mantener la mira en el cielo, en lo profundo de la galaxia, donde seguirán hurgando ahora con una red ampliada, al sumar tres nuevas estaciones de observación: el GLT de Groenlandia, el Kitt Peak de Arizona y el Observatorio NOEMA de Francia.

El actual procesamiento de datos podría ofrecer la imagen de la sombra de Sagitario A* en 2020, que podría ser tan intrigante como ese discreto punto oscuro que con su brillante anillo naranja puso al mundo al borde del asiento.

Fuente: Reforma

abril 11, 2019 - 10:40 am

Por: Staff

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