Cuidado del planeta y sustentabilidad, ejes de investigación en Ibero Puebla

Diferentes áreas académicas de la Casa de Estudios han realizado aportaciones significativas para el cuidado del medioambiente desde miradas científicas y comunitarias.

Durante un par de encuentros virtuales entre colegas, investigadores de la IBERO Puebla socializaron los resultados de proyectos de investigación e incidencia en materia medioambiental, defensa del territorio y aprovechamiento de recursos para el bien común.

Ciencia para el cuidado

Los mantos acuíferos de México forman parte de lo que CONACyT ha identificado como “infiernos ambientales”. La cuenca del río Atoyac es señalada como una de las más contaminadas del país. Su deterioro es causado principalmente por actividades antropogénicas de tipo industrial y agrícola, lo que tiene graves consecuencias en la salud de las personas que viven a sus alrededores.

A su llegada a Puebla hace un par de años, Romeo Saldaña Vázquez constató de primera mano la situación deplorable del acuífero. Además, no existe información suficiente para conocer los alcances de la contaminación de la cuenca. Su primera investigación en el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la Ibero Puebla se centró en la identificación de sitios de biomonitoreo para evaluaciones de riesgo ambiental.

De acuerdo con una revisión de estudios realizados entre 1997 y 2018, existen subrepresentaciones de las emisiones de contaminación declaradas por las industrias ante Semarnat con respecto a los índices reales. Es decir, elementos como arsénico, cadmio, cromo y cobre han excedido con creces los valores permitidos a nivel nacional e internacional.

Como respuesta, el IIMA se encuentra en proceso de consolidar el Observatorio Interuniversitario de Calidad Ambiental en el Estado de Puebla. Este espacio busca recopilar información sobre las condiciones ambientales a nivel estatal en cuestiones como agua, aire, suelo, biodiversidad, conflictos socioambientales y gestión de residuos. A la iniciativa se sumarán instituciones como la UDLAP, la UPAEP, la BUAP y la Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla.

Otra de las propuestas en desarrollo del IIMA es el Observatorio de Conflictos Socioambientales en el Estado de Puebla, un repositorio que da cuenta de las diferentes disputas históricas en la cuenca del Alto Atoyac y sus zonas aledañas, así como su estatus actual y consecuencias.

De acuerdo con Valentina Campos Cabral, la propuesta responde a los altos índices de conflictividad en asuntos relacionados con el ambiente, donde la falta de información obstaculiza la defensa del territorio. Explicó la directora del Instituto: “Ya no solo es por si accedo a más o menos partes de un bien, sino cómo se impactan formas de vida de las cuales depende el acceso”.

Se han identificado 70 conflictos en la cuenca tras la revisión de más de 3,000 notas periodísticas; la defensa del agua, el extractivismo minero y los megaproyectos del agua son los principales detonantes de las disputas. El fin último, explicaron desde el IIMA, es que el espacio se convierta en un acervo de información, historia y memoria al servicio de las personas.

Aprovechamiento de recursos

Optimizar los procesos de producción también es una forma de beneficiar al medioambiente. Campos Cabral ha trabajado en un proyecto que pretende desarrollar ecomateriales a partir de agrorresiduos líquidos obtenidos en La Resurrección, comunidad poblana donde el trabajo con el maíz es la base de la economía local.

La producción a gran escala de tortillas provoca una derrama residual igualmente grande de nejayote de maíz, un líquido altamente contaminante producto de la nixtamalización. Se estima que cada productor puede llegar a desechar hasta 600 litros de nejayote diarios.

A partir de este líquido se propuso el cultivo de celulosa bacteriana, un material cuyas capas ya han sido probadas por el IDIT Ibero Puebla en el pasado. La celulosa ha sido utilizada generar productos que van desde macetas y artesanías hasta papel, además de contribuir a la biorremediación del agua. Los estudios exploratorios permitieron identificar algunas condiciones de crecimiento en las cuales es posible obtener celulosa a partir del nejayote.

De manera paralela, Gregorio Romero de la Vega, quien también formó parte del trabajo en La Resurrección, encontró una forma de recuperar las mermas de la industria alimentaria y utilizarlas en la elaboración de aceites naturales y oleorrisinas. Su equipo ha practicado procesos de extracción a partir de chiles secos, aceite de coco, pimienta negra y vainilla con el fin de obtener productos que tengan aplicaciones alimenticias, cosméticas y farmacéuticas.

Por su parte, Juan Carlos Colín Ortega aprovechó la nueva conciencia sobre la alimentación sana para estudiar las interacciones entre los aminoácidos del Sars-CoV-2 y el betacaroteno presente en las zanahorias. Diferentes pruebas revelaron que el coronavirus puede asociarse con estos nutrientes y desactivarse.

Se concluyó que hay nutrientes que ayudan a que el contagio sea menos evidente en los pacientes, además de que tanto los efectos como las secuelas de la enfermedad sean menores. Sin embargo, el especialista matizó: “Es una observación de beneficios que se ven en estadísticas. No es una cura milagrosa”.

marzo 20, 2022 - 10:45 am

Por: Staff

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