El corte de yugular que se volvió una de las lesiones más graves durante un partido

«La sangre estaba por todas partes. Me salía por la boca y me salía por la nariz».

Clint Malarchuk era el portero para los Buffalo Sabres en 1989 y estaba disputando un partido contra los St. Louis Blues. Dos jugadores iban patinando entre sí, chocaron con la red y el portero. Una jugada común en un juego de hockey sobre hielo, pero en esta ocasión se transformó en una de las peores y más espantosas heridas causadas durante un juego.

Los Sabres iban arriba 1-0 en el primer periodo y no había mucha acción en la portería de Malarchuk.

En un momento, el disco va hacia la derecha del portero y Steve Tuttle, uno de los defensas lo controla. Sin embargo, uno de los delanteros de los Blues va corriendo hacia la red en sentido opuesto. Ambos chocan y el defensa cae. “Ahí es cuando veo su patín subir”, relató a The Players Tribune el exportero de la Liga Nacional de Hockey, que también jugó en los Quebec Nordiques y Washington.

Sintió un golpe en su máscara, indoloro en ese momento.

“Entonces vi la sangre”.

Salía de su vena yugular y volaba a más de un metro de distancia.

El patín de su compañero había cortado su yugular. En ese momento se percató de que la herida era bastante grave, pero no había dolor.

“Así que esto es todo, Clint. Vas a morir. Esta noche. Aquí mismo. En Búfalo”, pensaba mientras veía el hielo teñirse del color de su sangre.

Su entrenador Jim Pizzutelli saltó de inmediato para ayudar a detener el sangrado y gracias a su experiencia como soldado en Vietnam supo de inmediato lo que tenía que hacer: presionó una gasa contra la herida en el cuello tan fuerte como pudo.

En su mente también había dos pensamientos recurrentes en ese momento. El primero era seguir la tradición de la liga: “si te lastimas, no te acuestes en el hielo como un debilucho. Levántate y ve. Sal de ese hielo. Demuestra que eres duro”.

Eso hizo, se paró y patinó hacia los vestuarios con ayuda de los árbitros y el entrenador. “No quería morir en el hielo, ahí afuera frente a toda esa gente”.

Lo segundo era pensar en su madre viendo el juego en casa, en Calgary (Canadá), en la antena parabólica.

“No quería que mi madre me viera morir en la televisión”.

Tan pronto llegaron a los vestuarios, lo pusieron en una mesa y comenzaron a cortar todo su equipo de protección de hockey con unas tijeras. Algo que, ahora recordando, le molestó en ese momento a pesar de estar a punto de morir.

Entonces pensó en que deberían llamar al capellán para que le diera la extrema unción y le pidió al gerente del equipo que llamara a su mamá en Calgary y le dijera que la amaba.

Después de unos minutos de presión y control del sangrado, uno de los médicos del equipo lo miró y sonriendo le dijo:

“Hijo, vas a estar bien”.

Tomaron 90 minutos y 300 puntos para reparar su cuello.

Los reportes de prensa aseguran que hubo algunos fanáticos que se desmayaron al ver la lesión y la sangre, dos de ellos sufrieron ataques cardíacos, y al menos tres jugadores vomitaron sobre el hielo tras presenciar el incidente.

El accidente provocó un grave deterioro de su salud mental. Pero logró salir y se convirtió en uno de los primeros jugadores de la NHL en hablar sobre el tema de la salud mental.

https://espanol.yahoo.com

marzo 26, 2022 - 8:00 am

Por: Staff

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