Evocar el esplendor mexica es recordar la magnificencia de los pueblos antecesores, señalan expertos

Con motivo de los 500 años que este 2021 se cumplen del asedio y la conquista de la ciudad de México-Tenochtitlan, el próximo 12 de mayo, a las 17:00 horas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizará el conversatorio virtual “La grandeza de Tenochtitlan”.

Previo al evento, el cual será transmitido por el canal INAH TV de YouTube, especialistas que participarán comentaron que, a medio milenio de distancia, no se busca festejar de ninguna forma sucesos cruentos en sí mismos, “sino reflexionar en torno a ellos, traerlos a la memoria para buscar puntos de encuentro y reconciliarnos con nuestra propia historia”.

En este sentido, la arqueóloga Verónica Bravo Almazán y el biólogo Lauro González Quintero, quienes impartirán las conferencias El paradigma cosmogónico de la ciudad de Tenochtitlan e Hipótesis sobre el control hidráulico de la Cuenca del Valle de México por los mexicas, respectivamente, señalaron que la evocación que a menudo se hace de la magnificencia de la ciudad-isla de los tenochcas, obnubila los logros arquitectónicos e ingenieriles de las civilizaciones previas.

Un ejemplo, dijeron, está en el uso de las chinampas, cuya invención se asocia frecuentemente a los mexicas; sin embargo, ya se usaban en la Cuenca de México desde el periodo Preclásico, casi mil años antes de su arribo, las cuales servían como espacios cultivables y productivos durante todo el año.

“Un pueblo nómada no conoce mucho de agricultura”, manifestó Lauro González, académico de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), al referir que los mexicas “maximizaron los conocimientos de los pueblos que les precedieron”.

Al respecto, Verónica Bravo, doctorante en Arquitectura por la Universidad Nacional Autónoma de México, agregó que la innovación mexica consistió en trasplantar una técnica agrícola para crear, mediante el relleno con materiales más firmes, espacios sólidos que les permitieran construir una ciudad, ganándole terreno al islote en el que originalmente fueron obligados a establecerse, por parte del señorío de Azcapotzalco.

Las diversas conquistas que desde entonces llevaron a cabo, permitieron a los mexicas edificar una capital que sintetizaba su sistema de creencias, la cual además era sumamente eficiente en aspectos como urbanismo, abastecimiento de recursos e, incluso, manejo de residuos.

Los conferencistas destacaron los movimientos estratégicos de los tenochcas en sus primeros movimientos expansionistas, para tomar pueblos que poseían importantes recursos hídricos, como Chapultepec y Xochimilco.

“Ellos tenían una ciudad planeada para representar su cosmovisión, con cuatro calzadas que emulaban los rumbos del universo prehispánico pero que, al mismo tiempo, eran espacios de abasto, tránsito y defensa; no olvidemos que Tenochtitlan se diseñó con puentes levadizos, puestos de vigilancia y control de acceso”, comentó Verónica Bravo.

Al mismo tiempo que crecía el poderío militar de los mexicas, añadió la investigadora, lo hacía su arquitectura, dado que si en un inicio sus edificios fueron bajos y horizontales, principalmente para fines habitacionales, en su auge, las construcciones dedicadas al culto y a la administración, se hicieron cada vez más suntuosas y verticales.

Por ello, en el conversatorio hablarán de la huella de México-Tenochtitlan que puede verse, incluso, hasta nuestros días, en lugares lejanos a la Cuenca de México como los sitios arqueológicos de Quauhtochco, en Veracruz, o Teopanzolco, en Morelos, donde los pueblos vasallos emularon en sus propios edificios el estilo arquitectónico de la Triple Alianza.

“La parte más fuerte de una conquista siempre es la arquitectónica, ya que para el subyugado, un edificio nuevo se vuelve un recuerdo permanente de su condición, es decir, se transforma en una estructura de control”, finalizaron.

mayo 6, 2021 - 1:15 pm

Por: Staff

Cultura

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