Juegos Olímpicos Tokio 2020. El atleta ugandés que estaba desaparecido dejó una carta: se fugó en un tren bala

La noticia causó estupor. El atleta olímpico de Uganda que había sido declarado “desparecido” en la ciudad japonesa de Izumisano se fugó para empezar una nueva vida. Lo confirmó una carta escrita de puño y letra por el propio Julius Ssekitoleko: “Quiero trabajar en Japón”. El levantador de pesas, de 20 años, estaba desde finales de junio en la localidad cercana a Osaka, donde el equipo olímpico del país africano tiene su alojamiento e instalaciones de entrenamiento.

Compañeros de la delegación notaron que Ssekitoleko no se encontraba en las inmediaciones aproximadamente al mediodía del viernes, cuando su muestra de saliva para las pruebas de COVID-19 no fue entregada y encontraron su habitación de hotel vacía, de acuerdo con las autoridades. No hubo entrenamiento el viernes por la mañana y él fue visto por última vez en su habitación durante las primeras horas de ese día.

Tras no poder encontrarle dentro del hotel, el personal notificó a la policía para emprender una búsqueda más amplia. El de Ssekitoleko es un caso extraño. El presidente de la Federación Ugandesa de Halterofilia, Salim Musoke Ssenkungu, declaró a AFP que el atleta se había entrenado “muy duro” para su primera gran competición internacional, pero que esta misma semana había sido informado de que no podría competir. “Participaba en la categoría de 61 kg, pero le aconsejamos pasar a la prueba de 67 kilos por razones administrativas” no determinadas, precisó Ssenkungu. “Si alguien viene a Japón pensando que va a participar en la competición y recibe una mala noticia, evidentemente estará contrariado”, añadió.

Ssekitoleko iba a regresar a su país junto a su entrenador la próxima semana, señaló en un comunicado remitido a Kyodo la jefa de la misión olímpica ugandesa, Beatrice Ayikoru, que aseguró que durante las sesiones informativas regulares al equipo se les había enfatizado una necesidad: “Respetar las regulaciones de inmigración de Japón y no optar por salir del campamento sin autorización”.

Ssekitoleko abandonó sin aviso el hotel en el que se encontraba y a primera hora del viernes compró un ticket de tren bala (“shinkansen”) con destino a Nagoya, a unos 200 kilómetros de distancia, según nuevos detalles de la investigación publicados este sábado por la agencia local de noticias Kyodo.

El Aeropuerto Internacional de Tokio vive horas ajetreadas por la llegada de altetas para participar en los próximos Juegos Olímpicos. (KAZUHIRO NOGI/)

Según funcionarios de Izumisano, Ssekitoleko dejó escrito en su nota que no quería regresar a Uganda por las condiciones de vida difíciles del país africano y pidió a los miembros de su delegación que entreguen sus pertenencias a su esposa en su país de origen.

Pese a que pasó a competir recientemente en categoría senior, Ssekitoleko tiene una experiencia internacional significativa, con competiciones en Costa de Marfil, Kenia y Egipto y el pasado mes de mayo ganó el bronce en el Campeonato de África en Nairobi. Comenzó a entrenarse en un gimnasio en Kampala, la capital del país, con solo 15 años y tras demostrar un gran potencial pasó al Kisugu Unified Gym.

El equipo de Uganda ya había puesto a prueba los controles sanitarios y de rastreo en Japón. A su llegada el 19 de junio al Aeropuerto Internacional de Narita, un integrante del equipo dio positivo de coronavirus y tuvo que hacer cuarentena en la terminal. A los otros ocho se les permitió viajar más de 500 kilómetros en un micro fletado a Izumisano, para un campamento de entrenamiento.

Días después, otro miembro del equipo arrojó positivo de Covid-19, lo que provocó que siete empleados de la ciudad y los choferes que habían estado en contacto cercano con el equipo se tuvieran que aislar. Las autoridades sanitarias informaron que detectaron la variante delta en ambos deportistas ugandeses.

La Nación

julio 17, 2021 - 4:22 pm

Por: Staff

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