Julián Herbert presenta libro Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino

Julián Herbert aseguró que sí es posible ser escritor en México, el autor ha sido considerado uno de los escritores latinoamericanos más brillantes de los últimos años.

Durante la presentación de su poemario “Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino”, en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa en el Centro Cultural Universitario, señaló: “Llevo 11 años escribiendo y ha sido un proceso mortal, es bien difícil ser escritor en México pero sí se puede».

El novelista habló sobre el proceso creativo de esta compilación de relatos que descubren la visceralidad y el horror de los días en que personajes de mil tallas tratan de conservar la cordura.

La obra forma parte de la serie de presentaciones editoriales “Arreolerías”, cuyo objetivo es mostrar las diversas literaturas y sus autores, en el marco del Centenario del Natalicio de Juan José Arreola.

Publicado por Random House, el libro tiene 10 cuentos en los que se encuentran desde narcotraficantes, artistas conceptuales, el fantasma de Juan Rulfo y psicoanalistas, entre otros personajes.

En 186 páginas, Julián es capaz de conmover, hacer reír y, ante todo, cimbrar conciencias en un género que dijo, «es despreciado».

“Me senté a escribir una serie de cuentos que pensé serian divertidos y ni sabía en la bronca en que me estaba metiendo, pero en el proceso de escribir esta historia me topé con la de los 303 chinos en Torreón y al final, dije: debo de contarla».

“En este trabajo regresé al libro de cuentos de descansar un poco sobre este proceso de dolor por el que pasé de irme de la tradición, del contexto cultural mexicano, de la idea, incluso del narco, al final, el libro tiene otras cosas además de humor”, dijo el autor.

Destacó que los cuentos que ahí se reúnen «están escritos de una forma distinta porque, por una parte, dependen más de los tiempos en los que yo pensaba que ya estaban resueltos los problemas conceptuales de cada historia».

“La escritura en sí no me tomó mucho tiempo, la corrupción sí, pero digamos que son cuentos que están escritos de manera rápida y tienen mucha preproducción y postproducción. Están relacionados con el del aprendizaje y la enseñanza de la escritura”, refirió.

Por estas páginas desfilan un vengativo coach de recuerdos personales, un burócrata mexicano que vomita sobre la madre Teresa de Calcuta en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, un reportero adicto al crack convertido en payaso de rodeo literario, el fantasma de Juan Rulfo, un psicoanalista lacaniano y caníbal.

También un videoartista, cuya obra consiste en filmar pornografía gonzo con mujeres enfermas de sida; Dios revelado como nini, un narcotraficante idéntico a Quentin Tarantino obsesionado con encontrar y asesinar a Quentin Tarantino.

Todos ellos, según Herbert, habitan mundos de estados éticos alterados; sin embargo, a diferencia de lo que podría pensarse, esa alteración consiste en que su ética es más rigurosa que la nuestra; no más justa ni más benévola, pero sí más implacable.

Los diez cuentos que integran este libro son vértigos totales, universos tan excéntricos como perfectamente lógicos.

Con una prosa afilada y contundente, feroz como un lento relámpago, Julián Herbert nos recuerda que eso que llamamos «la experiencia humana», es sólo una masacre de capas de cebolla, una zona ciega y egoísta que somos incapaces de dilucidar.

mayo 7, 2018 - 11:20 am

Por: Staff

Cultura

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