Leer en Bicicleta cumple 22 años

Concebida desde su origen como una revista con un diseño sugestivo y moderno, la cual desde 1998 plasma entre sus páginas textos punzantes, lúcidos e incómodos de toda la pléyade de escritores, poetas, filósofos y creadores consagrados de la ciencia, las artes y la literatura: Platón, Newton, Sor Juana Inés de la Cruz, Mark Twain, Víctor Hugo, Julio Verne, Milán Kundera, Simone de Beauvoir, Virginia Woolf, Juan José Arreola, Jorge Luis Borges; así como de autores contemporáneos: Siri Hustvedt, Steven Pinker, Ian Stewart, Salman Rushdie o Janet Malcolm, Leer en Bicicleta rebasa las dos décadas de ser uno de los más importantes proyectos de animación a la lectura y creación de lectores, editado por la BUAP.

En la víspera de la publicación del número 100, segunda época, su creador y director, Hugo Diego, conversa acerca de sus motivaciones y de esa añeja inquietud por darle acceso a las nuevas generaciones al pensamiento y las palabras de los más brillantes pensadores y escritores de todos los tiempos.

¿Cómo nace Leer en Bicicleta?

HD: En los años 90 del siglo pasado fui un lector asiduo en la Biblioteca Lafragua. Como se sabe, en ese lugar se resguardan los libros más antiguos y valiosos de nuestra universidad. Muchos años antes, cuando estudié la preparatoria en el tercer patio del Carolino, caminaba por el mismo edificio sin saber que detrás de esos muros existía un asombroso mundo de libros raros y curiosos. En mi juventud pasé cientos de veces frente a las ventanas de la Biblioteca Lafragua, sin sospechar de la fascinante acumulación de historias y saberes que reposaban en sus pasillos. Tan cerca y tan lejos. Fue precisamente esa distancia evidente entre mi corta curiosidad juvenil y los libros clásicos y fundamentales, la que me llevó a pensar en una revista que mostrara, así fuera fragmentariamente, páginas destacadas de libros de filosofía, arte, ciencia, historia, arquitectura o medicina. Imaginé una revista de tamaño incómodo, que sobresaliera de los folders y cuadernos tamaño carta, con un diseño sugestivo, moderno. Y con unos textos que, por así decirlo, también fueran incómodos, punzantes, lúcidos.

Pienso que es algo que a muchos lectores nos ha pasado. En el momento en que regresamos a un libro que nos ha dejado huella encontramos más de una página subrayada que nos gustaría compartir. Y eso es lo que intenté hacer: compartir mi experiencia como lector, sobre todo, con los y las estudiantes más jóvenes de nuestra universidad.

Usted es el creador del proyecto. ¿Quiénes más han colaborado o colaboran en Leer en Bicicleta?

HD: Decía que un aspecto importante de Leer en Bicicleta es el diseño. Y aquí todo el mérito es de mi amigo Armando Hatzacorsian. Él es un artista del diseño, además de un gran lector. El número cero de la revista se publicó en agosto de 1998. Hace 22 años. Si se revisan las publicaciones universitarias de esa época dirigidas a los estudiantes se verá con mayor claridad la singularidad de la propuesta que hicimos en aquel momento. El proyecto lo presenté a diferentes dependencias universitarias y fue gracias al apoyo del maestro Ricardo Moreno Botello, quien en aquella época era vicerrector de Docencia, que la revista fue más allá del número piloto. También tengo que reconocer el apoyo en los años recientes del maestro José Carlos Bernal Suárez, actual vicerrector de Extensión y Difusión de la Cultura de la BUAP.

El concepto, diseño y edición de Leer en Bicicleta ha sido fundamentalmente una labor de dos personas. Armando Hatzacorsian y yo. Desafortunadamente, por cuestiones de salud, la participación de Armando ha menguado el último año, pero continúa asesorando eficazmente a Adriana Diego Rodríguez, quien actualmente se encarga del diseño.

Leer en bicicleta ha tenido dos épocas. La primera fue de agosto de 1998 a octubre de 2002. Publicamos 22 números. La segunda época va de septiembre de 2010 a la fecha. El mes de febrero publicamos el número 100 de esta segunda época. Sumando los dos periodos tenemos 122 números de Leer en Bicicleta. Dos épocas que comparten contenido, diseño y las mismas intenciones.

¿Cómo se realiza la selección de los textos?

HD: Leer en Bicicleta es una revista de libros. No es una revista de literatura, tampoco una revista de ciencias ni de arte, aunque se publiquen páginas escritas por científicos y artistas. La intención es compartir textos escritos hace mil años o publicados el mes pasado. “Nada humano me es ajeno” escribió Terencio. Pretendemos seguir sus pasos. Publicamos textos que hagan más preguntas que respuestas. Decía Octavio Paz que los grandes libros — es decir: los libros necesarios— “son aquellos que logran responder a las preguntas que, oscuramente y sin formularlas del todo, se hace el resto de los hombres. El universo de conocimientos que se encuentran en los libros es tan amplio que, necesariamente, esa diversidad se ve reflejada en propuesta de lectura que hace Leer en Bicicleta.

¿Es cierto que el nivel de la lectura en México es pobre? ¿Es igual en Puebla?

HD: Es una preocupación compartida por escritores, científicos, editores, libreros, bibliotecarios. Pienso que lo importante no es la cantidad sino la calidad de la lectura. Si recordamos que Gutenberg publicó solo algo más de 30 ejemplares de su famoso libro incunable y observamos el vastísimo mundo del libro contemporáneo, creo que estaremos de acuerdo que la democratización de la lectura en los siglos recientes ha ampliado los márgenes de la cultura del libro y multiplicado benévolamente el universo de lectores. Es cierto que cada generación se enfrenta a nuevas interrogantes que incumben a los hábitos de lectura. Y es ahí en donde nosotros, como universitarios, tenemos la responsabilidad de intervenir.

En la víspera del número 100, de la segunda época, ¿considera que ha cumplido la misión de acercar a los jóvenes a la lectura?

HD: Quienes eran jóvenes estudiantes cuando aparecieron los primeros números de Leer en Bicicleta ahora son profesionistas. Cada vez que veo a estudiantes de nuevo ingreso con un ejemplar de la revista sé que la tarea de animación a la lectura debe continuar. Cada generación tiene la oportunidad de conocer a Platón, Confucio o Newton. Al invitarlos a conversar con esos pensadores abstractos, estamos invitando a nuestros estudiantes a conocer y conquistar otro mundo diferente al de la, muchas veces penosa, cotidianidad. Cada página es una invitación a dignificar la conversación pública y privada, a enriquecer lo que les decimos a los demás y lo que nos decimos a nosotros mismos.

Hugo Diego nació en Puebla en 1959. Cursó la preparatoria en la escuela Emiliano Zapata de la BUAP y estudió Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, en la Ciudad de México. Es lector de tiempo completo. Pertenece al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”. Algunos de sus libros son Las esferas de la paciencia (Vuelta, México, 1992), Tinta China (Heliópolis, México, 1995), El Trabajo y las almas (CNCA, México, 1996), Tierra de Nadie (Buap-Fonca, 2000), La muralla (Ediciones de Educación y Cultura, Puebla, 2006), y Lafragua, viaje al interior de la biblioteca (Ediciones de Educación y Cultura Puebla-BUAP, 2008), entre otros. También fue colaborador frecuente en la Revista Vuelta que dirigía Octavio Paz, de la Gaceta del FCE, y de la revista Paréntesis, así como de otras publicaciones periódicas. Ha sido editor de diccionarios y diversas antologías. Desde 1998 es director de la revista Leer en Bicicleta que mensualmente publica la BUAP.

febrero 7, 2020 - 7:15 pm

Por: Staff

Educación

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