Literatura infantil y juvenil salva economía de compañías editoriales

Rodrigo Morlesin se autodefine como “un chismoso profesional, porque realizo diversas actividades relacionadas con los libros, desde editar, ilustrar y traducir, hasta escribirlos”.

Además es cuentacuentos, tema respecto al cual subrayó que “la literatura infantil y juvenil es el género que hoy salva la economía de muchas editoriales”.

Entrevistado por Notimex, explicó que su autodefinición de “chismoso profesional” viene de gran la curiosidad que siente por saber cómo van a suceder las cosas a lo largo de una trama, qué sucede con los personajes de ésta y en qué termina tal o cual historia. Una vez que ha quedado saciada su curiosidad una buena opción es contar esos cuentos y tramas.

Explicó que a nivel mundial existe una cantidad enorme de niños y adolescentes que mantienen la emoción por los libros. Una prueba de ello, dijo, es que la literatura infantil y juvenil son los géneros que actualmente producen las mayores ventas, lo que hace que no pocas casas editoriales puedan sobrevivir en medio de la crisis económica global.

Reconoció que dentro de esos sectores de la población también hay quienes optan por las redes sociales, los videojuegos o la Internet, debido a que hoy en día la gran industria del entretenimiento es más amplia que antes.

“Pensando en la literatura como entretenimiento vemos que a unos les gusta, y a los que no, los ‘enganchamos’ contándoles las historias”.

Es, abundó en sus metáforas, lanzar el anzuelo con la idea de atrapar al mayor número de lectores, algunas ocasiones son muchos, otras pocos y a veces ninguno.

“Es una actividad que siempre hay que hacer, una y otra vez, constantemente sin desistir nunca; además, en México hay cuentacuentos de excelente calidad, quienes dedican su vida a esta actividad”

El cuentacuentos es un personaje que ha estado presente a lo largo de la historia, en todas las civilizaciones de todos los tiempos. Ellos se han dedicado a la promoción de la lectura y a la difusión de cuentos, tradicionales o de autor, con lo que preservan las más valiosas historias ancestrales de cada pueblo o bien, se difunde la obra de los nuevos escritores.

“La labor del cuentacuentos es muy rica en cuanto a la interacción social y al aprendizaje, como cuando se contaban historias alrededor de una hoguera y servían para sobrevivir en situaciones extremas.

«Ahora el mundo es otro y las necesidades han cambiado, pero la literatura y el contar historias, sigue siendo trascendental para la sociedad”, comentó luego.

Cuando se cuenta una historia en un parque, escuela o cualquier lugar, abundó, quienes la escuchan pueden o no quedarse con el interés de seguir leyendo.

“Nuestra labor es atrapar al público y provocarle curiosidad y gusto por la lectura; el cuentacuentos no requiere de gran parafernalia, sólo necesita la habilidad suficiente para atrapar al lector potencial”.

El pasado fin de semana contó “La historia de Babar”, libro del francés Jean de Brunhoff, quien recrea diversas historias del elefante de ficción que da nombre al libro que desde hace varias décadas se presenta en formato de álbum ilustrado. “La sesión terminó con una fila de niños barritando como elefantitos alrededor del salón donde estábamos”, recordó.

Desde su perspectiva, las sesiones de cuentacuentos siguen manteniendo su carácter de elemento unificador en las familias mexicanas y del mundo. “Las gente asiste porque desea pasar un momento agradable con la familia, porque le interesa el cuento, el autor o el ilustrador.

agosto 13, 2018 - 11:11 am

Por: Staff

Cultura

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