Los poetas escriben para el lenguaje: J.M. Coetzee

El Premio Nobel de Literatura 2003, J.M. Coetzee, afirmó que la obra de los poetas es una retribución al lenguaje del cual se sirven como instrumento, por ello tales artistas escriben para el lenguaje.
     
Durante una conversación sostenida este día con la académica Raquel Serur, el escritor sudafricano nacionalizado australiano reconoció, sin embargo, que no se imagina escribiendo poesía.
     
Ante un público que se dio cita en la Sala Nezahualcóyotl de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), evocó cómo su obra poco a poco adquirió una dimensión internacional. “Veo a un joven nacido en Sudáfrica, con una identidad muy difícil de encontrar”, dijo.
     
Expuso que la diversidad de culturas con las cuales convivió de joven, tanto a nivel de idioma, como religioso y étnico, le significó un enorme reto, donde sentía que en aquella tierra escribía ficción en un lenguaje extranjero, como lo era el inglés, y aunque consiguió publicar su primer libro en Sudáfrica, su ambición era hacerlo en lo que él consideraba “el verdadero mundo”: Londres y Nueva York.
     
En cuanto a si se reconoce como un escritor cristiano por haber escrito la trilogía sobre Jesús, negó que su vida haya tenido un trasfondo religioso; “para mis padres, la religión nunca fue relevante en sus vidas, nunca fueron personas que acudieran a las iglesias», dijo.
     
Mostró rechazo a la idea de concebir el idioma inglés como uno universal, y reconoció que esa fue una de las razones por las que su libro Siete cuentos morales (2018) fue publicado primero en español.
 
Coetzee y los escombros del pasado

Además recordó sus días como estudiante en la Universidad de Texas, y aseguró haber tomado una mala decisión respecto a su educación, pues en sus inicios como matemático lo llevaron a laborar en una empresa de computadoras, y paulatinamente a pensar como una máquina. Al final optó por abandonar ese perfil y se integró más a la literatura.
     
Refirió haber pasado sus años universitarios —1965 a 1968— justo cuando ocurría la Guerra de Vietnam, “una guerra que dividió a toda una nación, y por la que toda la gente parecía estar molesta. No fue un momento agradable para estar en ese país”, dijo.
     
Sin embargo, aceptó que sus años en la Universidad de Texas le brindaron la posibilidad de leer en libertad, y agradeció la generosidad de toda la gente que conoció en ese lugar por aquel entonces.
     
Al final del encuentro, confesó que últimamente se ha preguntado cómo se convirtió en la persona que es hoy en día, y concluyó que sus primeras etapas de vida fueron las más determinantes.
     
Narró el encuentro en su niñez con una enciclopedia infantil, de la que sólo recuerda una visión racista de los acontecimientos, y entendió que un material así buscaba adoctrinar a los niños para que perpetuaran una visión de la historia basada en la violencia, algo que rechazó.
     
Fue así que se llevó a cabo una jornada de vital relevancia para el ámbito literario en México, pues el premio nobel de Literatura 2003 compartió reflexiones, palabras, recuerdos y experiencias dentro del campus de Ciudad Universitaria en la UNAM, durante una tarde que posibilitó escuchar a uno de los escritores más lúcidos y de gran virtuosismo narrativo en la actualidad.

octubre 25, 2019 - 6:25 pm

Por: Staff

Cultura

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