El Papa Francisco celebró hoy la misa de Pascua ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro y en su sermón, totalmente improvisado, llamó a responder a las “sorpresas de Dios”.
La mañana de este domingo, desde el atrio de la basílica vaticana, el pontífice encabezó una celebración que comenzó con el rito del “Resurrexit”, con el cual se anunció formalmente la resurrección de Jesús.
Tras la lectura del evangelio, dejó de lado la homilía que llevaba e improvisó un nuevo discurso, que partió de tres palabras clave: la sorpresa, el apuro y el compromiso personal.
“Los anuncios de Dios son siempre sorpresas, porque nuestro Dios es el Dios de las sorpresas. Y así desde el inicio de la historia de la salvación, de nuestro padre Abraham, Dios te sorprende”, dijo.
“Siempre existe una sorpresa detrás de otra. Dios no sabe hacer un anuncio sin sorprendernos. Y la sorpresa es aquello que te conmueve el corazón, que te toca justamente ahí, donde tú no te lo esperas. Para decirlo un poco con el lenguaje de los jóvenes: la sorpresa es un golpe bajo, no te lo esperas. Él va y te conmueve”, agregó.
Más adelante, recordó que tras descubrir que el cuerpo de Cristo ya no estaba en el sepulcro corrieron y fueron con gran velocidad a comunicar la noticia, porque “las sorpresas de Dios ponen en camino, inmediatamente, sin esperar”.
Sostuvo que la gente corre, deja lo que está haciendo, como cuando una ama de casa que deja las papas en la olla hirviendo y luego las encuentra quemadas, porque quiere ir a conocer una noticia, una sorpresa o un anuncio.
“También hoy sucede. En nuestros barrios, en nuestras localidades, cuando sucede algo extraordinario, la gente corre a ver”, constató.
“Las sorpresas, las buenas noticias, se dan siempre así: apurados. ¿Y yo? ¿Tengo el corazón abierto a las sorpresas de Dios? ¿Soy capaz de ir rápido o siempre con aquella cantinela: ¿Bueno, mañana veré, mañana, mañana?”, apuntó.
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