La perfección de Nadia Comaneci

Una de las culpables del gran repunte a nivel mundial de la gimnasia al final de la década de los 70 es Nadia Comaneci.

Ella nació en Onesti, Rumania el 12 de noviembre de 1961, desde muy pequeña comenzó a competir en eventos nacionales. En una de estas justas es donde el entrenador Béla Károlyi ve sus ejecuciones y decide reclutarla… tenía 9 años de edad.

En ese entonces Károlyi y su esposa Marta eran entrenadores del equipo nacional de Rumania. Comenzaron trabajando con los talentos natos de Nadia, cuando cumplió los trece años obtuvo tres medallas de oro y una de plata en el Campeonato Europeo de Gimnasia que se realizó en Noruega en 1974.

En 1975 obtuvo la primera posición en la clasificación general individual de las competencias preolímpicas de Montreal, superando a la soviética Liudmila Turishcheva. Esto sentaría la base para su llegada a los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976.

A la edad de 14 años llegó junto con la delegación rumana y sus entrenadores a Canadá, poco se imaginaba que ella sería la primera gimnasta en hacer historia dentro de las Olimpiadas.

Es el 18 de julio de 1976 cuando después de realizar su rutina de barras asimétricas, Nadia Comaneci obtiene una calificación perfecta de 10. La propia infraestructura de los relojes que exhibían las numeraciones no estaban preparados para ello pues solamente contaban con espacio de tres dígitos para poder mostrar un máximo de 9.99.

Al finalizar su rutina el desconcierto fue total pues los relojes mostraban un 1.00, Nadia no entendió, su equipo no entendió, el público no entendió… confusión total.

Ella relata que al voltear al ver su calificación solamente pudo ver un número 73 que era el que ella portaba en la espalda. Las reglas estipulaban que la calificación máxima que podía darse era de 9.95, sin embargo los jueces informaron que ese 1.00 reflejado en el tablero era una calificación perfecta para la ejecución de Nadia Comaneci.

Las dieciocho mil personas que se encontraban en el Forum de Montreal ovacionaron a la gimnasta y no le quitaron la vista de encima durante las siguientes rutinas que realizaría.

Al finalizar los Juegos Olímpicos se llevaría a casa tres medallas de oro, una de plata y una de bronce además de otras seis calificaciones perfectas.

Su talento había sembrado semillas tan profundas que hoy en día muchas de las entrenadoras mundiales narran que su deseo de ser gimnastas nació al momento de ver las participaciones de Nadia Comaneci en Montreal 76.

Sin duda, es muy válido seguir diciendo: Nadie como Nadia.

julio 21, 2022 - 9:00 pm

Por: Gilberto Brenis

Columnistas

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