Mis treintas

Para Claudia, Valeria y Leonardo, origen y fin de todo

Introducción

En este mes, que recientemente inicia, cumplo 30 años de estar dentro del bello mundo del periodismo, profesión que se ha convertido en la pasión de mi vida, motivo por el cual realizaré una serie de entregas de lo que ha sido este recorrido de vida.

Esta obra no pretende, ni mucho menos, ser la historia del periodismo en Puebla, es solo una serie de anécdotas, hechos y personajes que han desfilado durante Mis Treintas.

El origen

Ni siquiera sé porque me hice reportero, de niño no soñaba con entrevistar personas, ni cubrir eventos, solo tenía dos pasiones que me alejaban de la realidad, ver al cielo, admirar las estrellas, pensar que había más allá de ellas y mi deporte favorito, el futbol americano.

A los ocho años, soñaba con ser astrónomo, descubrir como Copérnico que la tierra giraba alrededor del sol y no como se creyó durante muchos siglos, que nuestro planeta era el centro del universo. Galileo confirmaría, más adelante lo que el polaco ya había adelantado.

Muchas veces solía observar las estrellas de noche y me preguntaba ¿Qué eran realmente esos objetos que veía brillar en el cielo? Filosofaba con mi amigo de la infancia, Mario Romero, acerca del universo y la existencia humana, mi conclusión era muy similar a la que alguna vez leí en un cuento de mis viejos libros de texto gratuitos, “somos un bicho dentro de otro bicho más grande, que a sus vez vive dentro de otro bicho más grande”, “Dos amibas amigas” se titulaba el cuento. Mario solo me miraba y me escuchaba, tal vez, algunas veces llegó a pensar que estaba loco.

Llegue al periodismo por casualidad o tal vez porque ese era mi destino y yo me negaba a entenderlo. Luego de estudiar durante un semestre, electrónica, descubrí que las matemáticas si bien me encantaban, no eran lo mío.

Decepcionado, decidí dejar de estudiar y pensé en dedicarme a trabajar, manejar un micro o una combi dejaba dinero según yo. Mi padre, por supuesto que no estuvo de acuerdo con mi decisión.

Recuerdo que una tarde del año de 1989 llegué a mi cuarto y me acosté, prendí mi grabadora para escuchar mi programa favorito “La Hora del Lobo”, con Jorge Huerta, que se transmití por el 90.1 de FM y por supuesto ya tenía mi casete listo para grabar mis canciones favoritas, era la época de la música mezclada.

Un anuncio, por demás interesante, llamó mi atención, una nueva universidad anunciaba la carrera de periodismo, se llamaba Madero, abría semestre intermedio y aunque no estaba al alcance del bolsillo de mi papá, sabía que iba a convencerlo de apoyarme.

Al día siguiente, me arme de valor para hablar con él, pues ya había tomado mi decisión, iba a estudiar periodismo, ni siquiera sabía que era eso. De niño me gustaba leer periódicos, pues tenía un cuñado, Guillermo Alarcón, que era fanático de comprar diarios, leía todos los días, al menos tres o cuatro, Excélsior, El Sol de Puebla y El Heraldo. Lo primero que miraba de estos diarios, eran las tiras cómicas, me fascinaban, apartaba también la sección deportiva y finalmente, le echaba una hojeada a la nacional e internacional. Rara vez leía una columna.

Convencí a mi padre de que quería estudiar periodismo.

– ¿Qué es eso me preguntó?
– Los que hablan en la radio y en la televisión, quiero ser comentarista de deportes, tu sabes que eso me gusta y creo que voy a ser bueno para eso.
– ¿Cuánto cuesta, yo no tengo para pagar eso?
– Acompáñame a preguntar y pues ya me dices, sí o no, por favor.
– Bueno.

Fuimos al Madero, la inscripción más la colegiatura era una millonada para mi padre, casi me le tuve que hincar para que aceptase pagarlas, luego de mucho rogar me dijo que sí, pero con una condición, tenía que trabajar y estudiar, solo me iba a pagar un semestre de los ocho en que constaba la carrera.

Ni siquiera lo pensé, le dije de inmediato que sí. Tenía mucho miedo de volver a fracasar y no encontrar mi verdadera vocación, mi padre no lo hubiera tolerado. Recuerdo que entre a clases en los últimos días del mes de enero de 1990, ya no había vuelta atrás, era triunfar o triunfar.

riva_leo@hotmail.com
Twitter @riva_leo

febrero 7, 2021 - 6:00 pm

Por: Ricardo Morales Sánchez

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