La colonia Romero Vargas

El pasado miércoles fue un día sumamente importante para el Congreso del Estado. No sólo por la designación del Fiscal General, que tendrá la responsabilidad de proteger a las víctimas del delito en Puebla, sino por la amplia movilización de estudiantes de la BUAP y la UPAEP. Desde un día anterior, vimos cómo en las redes sociales surgía el hashtag #NiUnaBataMenos. La razón ya todos la conocemos: el terrible multihomicidio en contra de los estudiantes Ximena, José, Francisco y del ciudadano Josué.

Un grupo de diputadas y diputados recibimos a una Comisión de estudiantes. Sus señalamientos fueron muy claros: “basta de discurso, queremos resultados”. La reunión se realizó en medio de muchos protagonismos: parecía un debate electoral. Los políticos hablaron mucho, hasta que una estudiante afirmó que “aquí ya se ha dicho todo”.

La lección es clara: la política necesita de empatía. Las historias se encuentran en las casas, no en las burocracias. En cada colonia, se encuentran casos que exhiben la grave situación que enfrenta nuestro estado y, por supuesto, el Municipio de Puebla. Casos que nos enseñan que es más importante escuchar y resolver, que pronunciar discursos eternos.

Durante el pasado viernes 21 de febrero, visité la colonia Romero Vargas. Ahí conocí a doña Mary, quien ha hecho hasta lo imposible para encontrar a Daniela, de 17 años, y a Itzamara, de dos años, que están desaparecidas desde julio de 2019. Caso que se inscribe en una dinámica nacional muy preocupante, que ha exhibido terribles crímenes como los cometidos contra Ingrid y Fátima.

Doña Mary vive con preocupación y tristeza. Su historia debe ser algo más que un expediente o un número. En este caso, como en tantos otros, no basta con levantar una denuncia. Sabemos que cada segunda cuenta… y lo que se exige son respuestas, acompañamiento y empatía.

Sé que la Comisión de Búsqueda de Personas de Puebla ya ha asumido el caso. A los demás servidores públicos nos corresponde ayudar y hacer todo lo que esté en nuestras manos para generar soluciones.

Estoy convencido que el trabajo institucional debe acompañarse del contacto permanente con la ciudadanía. Cuando nos reunimos a platicar, suceden cosas increíbles: encontramos nuevas soluciones y nos apoyamos para sanar las heridas del día a día.

El caso de doña Mary no puede quedar impune. Las y los diputados tenemos que continuar caminando y escuchando, para que nuestras propuestas y exigencias partan de historias, no de intereses de grupo. En mi caso, continuaré haciendo lo que me corresponde.

marzo 2, 2020 - 2:40 pm

Por: Marcelo Garcia

Columnistas

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