La huella que deja el odio

El odio es una aversión hacia una persona o cosa cuyo mal se desea, un sinónimo de hostilidad, resentimiento, rencor, generando por enemistad y rechazo. El odio es causante de guerras, asesinatos, balaceras entre múltiples atrocidades que han dejado una huella de dolor profunda en el mundo. No quitemos la vista de la responsabilidad de generar odio en nuestro entorno es de los seres humanos.
Tuve la oportunidad de asistir a una exposición denominada “Derechos Humanos, un llamado a la acción” recordé el horror y como por las atrocidades masivas cometidas durante la Segunda Guerra Mundial se habían adoptado los derechos humanos con la declaración “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” hacía el año de 1948.

A través de ideas, leyes, movimientos de la sociedad civil y ética se ha podido sentar bases para las leyes internacionales que protejan los derechos humanos. Pero siempre hay nuevos desafíos para darnos cuenta que la situación en el mundo es catastrófica y prevalece existiendo estas situaciones llenas de discriminación y odio que generan tanto daño.

La brutalidad y el terror continúa arrebatando la paz que debería imperar por derecho y justicia, estaría bien revisar nuestros valores como es el respeto, equidad, igualdad y la responsabilidad que tenemos para cumplirlos todos los días.

Busque humanidad en la descripción de la Real Academia de la Lengua Española su definición no me trasmite nada, sino todo lo contrario me llena de dudas y temor el simple hecho de saber que se refiere a la naturaleza humana o al conjunto de todas las personas del mundo.

Pero cual es la naturaleza humana si estamos plagados de relatos violentos en nuestro cotidiano, inclusive los seguimos visualizando como hechos aislados de la construcción de una sociedad que continúa trasmitiendo discriminación, machismo, deshumanización, persecución y condutas plagadas de odio que inclusive orillan a cometer crímenes por homofobia o los feminicidios.

El odio se un virus mortal, literalmente no deja vivir, destruye, separa y se manifiesta en lo más hondo del ser, no deja avanzar a nadie, pero sobre todo se contagia y se vincula desde las narrativas y las ideologías. La responsabilidad de detenerlo es de todas y todos, podemos hacer mucho si entendemos que cada ser humano es libre de vivir como desee y ser respetada su decisión.

Basta de imponer nuestras ideas, de imponer que la gente sea como somos. Dejemos el pasado en su lugar y avancemos para no destruir el futuro, racionaliza tus sentimientos y sé tolerante con lo que no te parece de las y los demás. Toma acción por los derechos humanos, es importante entender que los grandes cambios para transformar nuestra realidad dependen de cómo te manejas como ser humano en tu día a día alejados del odio. Deja vivir a las y los demás y vive.

mayo 22, 2022 - 10:10 am

Por: Gaby Bazán

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