Mis Treintas: Una manzana de oro

La elección del 2001 fue sin duda un excelente termómetro para medir el alcance del proyecto periodístico que encabezaban Mario Alberto Mejía y Enrique Núñez.

Intolerancia se había convertido en el medio político por excelencia por encima de sus competidores, como el todavía Universal de Puebla y el AL de Puebla, quienes no ocultaban su animadversión, hacía este proyecto periodístico.

En la redacción ya se respiraba un ambiente de poder y de competencia, el medio influía en la vida política de la entidad y cada día era más leído y más buscado.

Mejía y Núñez tuvieron el atino de incorporar al proyecto a una buena parte de las plumas más influyente del momento, como Alejandro Mondragón y su columna “Al Portador”, así como también a Arturo Luna Silva y su “Garganta Profunda”, las cuales les daban más fuerza a las plumas de la casa, “La Quintacolumna” de Mario Alberto Mejía y “Contracara” de Enrique Núñez.

El periódico ya era un verdadero acorazado, pero al mismo tiempo, esa fortaleza, se terminó por convertir en su mayor debilidad, al comenzarse a mezclar muchos intereses, demasiados, junto con los diferentes egos que terminaron por convertir a la redacción, en una “hoguera de las vanidades”.

La nueva legislatura local había entrado en funciones, la LV que estaba integrada en su mayoría por personajes afines al entonces gobernador, Melquiades Morales Flores y también por una serie de personajes, Javier López Zavala, Mario Montero Serrano y Carlos Meza Viveros, afines a Mario Marín Torres, quien se encontraba en la banca, luego de haber dejado la presidencia municipal de Puebla.

Yo manejaba muy bien las relaciones con ambos grupos, finque una gran relación con el líder del Congreso, el melquiadista, Víctor Manuel Giorgana Jiménez, con el presidente de la comisión inspectora, René Lechuga Fosado y con el entonces presidente de la comisión de hacienda, Gabriel Reyes Cardoso, pero principalmente con el marinista, Javier López Zavala, quien inicialmente era un personaje marginado dentro de esta legislatura.

De la misma forma, tenía línea directa con el entonces delegado del CEN del PRI, Rafael González Pimienta, y con quien fuera el presidente del tricolor en turno.

Lo mismo sucedía con el entonces auditor del órgano superior de Fiscalización, el ex rector de la UAP, José Doger Corte.

Por su parte, la entonces jefa de Información, Erika Rivero Almazán, tenía por así decirlo, el “control” del ayuntamiento de Puebla, merced a la buena relación que estableció con el grupo del entonces presidente municipal, Luis Paredes Moctezuma, con quien terminó relacionándose sentimentalmente.

Zeus Munive, a su vez, tenía todo lo que ocurría al interior del PAN, el cual no veía con buenos ojos a Paredes y su proyecto, ya que se convertía en una amenaza para el entonces grupo en el poder, el Yunque.

Munive también tenía toda la información de la izquierda poblana, el PRD que siempre daba de que hablar, sobre todo por sus pactos en el priismo, la fuerza hegemónica en ese momento.

Mario Alberto Mejía tenía línea directa con el entonces gobernador, Melquiades Morales Flores, quien de manera constante lo invitaba a casa Puebla a pasear por sus jardines o a viajar al interior del estado a bordo del helicóptero en sus recorridos por los municipios de la entidad.

Mejía también estableció relación con el llamado “grupo Finanzas”, cuya cabeza era el “todo poderoso”, entonces secretario de Finanzas y Desarrollo Social, Rafael Moreno Valle Rosas y su joven equipo de colaboradores integrado por Fernando Manzanilla, Eukid Castañón, Jorge Aguilar Chedraui, Luis Banck y Marcelo García Almaguer.

En tanto, Enrique Núñez fortalecía su relación con Fernando Morales Martínez, el hijo del gobernador Melquiades y con el ex presidente municipal, Mario Marín Torres.

Sin duda, reitero, se respiraba poder en la redacción del periódico, el cual, apenas había cumplido un año e iba para su segundo de vida.

Nadie se quería perder nuestras ediciones, pues sabían que cada una de ellas, estaban cargadas de mensajes entre los diferentes actores políticos de la entidad.

Las cosas se comenzaron a poner tensa, cuando desde Intolerancia, Melquiades Morales Flores y Luis Paredes, comenzaron a intercambiar mensajes a través de Mario Alberto Mejía, Erika Rivero y Alejandro Mondragón.

La vida privada del entonces mandatario y del presidente municipal de Puebla se develaban a través de las columnas del diario y tuvieron que resolverse en un desayuno en Casa Puebla, entre todos los actores involucrados. El tema no era nada menor.

Fue el primer cisma al interior del diario y culminó con las salidas de Erika Rivero y de Mondragón de las páginas del periódico.

Comenzábamos a pagar, el precio del verdadero poder.

riva_leo@hotmail.com

Twitter: @riva_leo

agosto 22, 2021 - 6:00 pm

Por: Ricardo Morales Sánchez

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