Simulacro; ¡que parezca un accidente! 

El futbol mexicano desde hace tiempo por diversas circunstancias se ha “politizado” en demasía. Cada semana se futboliza menos la conversación. Los programas especiales y de debate se convierten en botín de circunstancias extra cancha; que, si fulanito declaró esto, que aquel contesto lo otro, por qué castigaron a éste y no aquel, que si el arbitró es muy burro o que si los del VAR son peores que el silbante. 

¿Y el futbol y el juego? Lastimosamente pasan a un segundo terminó. Los cada vez menos consumidores de los programas de debate tienen una especie de adicción por las polémicas, la mayoría de ellas muy baratas. El quién juega mejor, el por qué, el análisis personalizado de algún jugador, de un juego pasan a un segundo y tercer termino. Unos programas lo tienen en exceso otros un poquito menos, pero parece ser unas copias uno de otro.  

Al cliente lo que pida 

Los productores y las televisoras están convencido que las estridencias venden fácil y no están equivocados. La culpa no es de ellos, sino del auditorio que busca esta clase de contenidos ¡al cliente lo que pida! Mientras siga sucediendo así, difícilmente habrá un cambio de ellos.  

Preparando un reportaje sobre la vida del extraordinario y polémico periodista español José María García, un tipo que en España en el siglo pasado fue un Dios, precursor e ideario de los conceptos de programas de debate y coberturas que hoy dominan el mundo de la radio y la televisión encontré unos conceptos que definen lo que son hoy los programas de debate deportivos y que me permito compartir con ustedes para que vean sí coinciden o no con él. 

En la entrevista concedida a Pedro Simón en el 2017, José María García responde sobre las diferencias que encuentra entre el periodismo de ayer y el actual, a lo que responde de manera categórica; Hoy no hay periodismo deportivo. Hay un simulacro. Ha habido un problema grave con las televisiones, que lo han infectado todo. Se han dado cuenta de que con poco dinero pueden arreglar un programa: cogen a dos tíos y dos tías y a rellenar tiempoJosé María García: «En el periodismo, o besas la mano o te vas debajo de un puente» | Papel | EL MUNDO 

Tiempos de simulacro  

Conste que está hablando del periodismo de España y no del de nuestro país, aunque en lo personal me parece que es una réplica perfecta de lo que sucede allá y acá. Creo que la palabra SIMULACRO es la definición exacta de lo que sucede en la inmensa mayoría de los programas de debate en televisión y radio, son casos de excepción los que no siguen este modus operandi.  

Por eso no es raro ver cada día a más y más reporfans que periodistas o analistas. La objetividad se puede ir al carajo, las nuevas audiencias quieren escuchar a alguien que le vaya al mismo equipo que ellos, que sufra igual que ellos, que lo defienda, que lo apoye como aficionado y no que lo analice como periodista quitándose la playera como el oficio lo exige. Nos guste o no, es un síndrome de los nuevos tiempos.  

Los nuevos simulacros, han exigido también nuevos actores y nuevos roles. Antes el que más vendía era el que odiaba públicamente al América, hoy se ha diversificado y ya hay muchos en la TV, en la radio y en los medios que lo odian, más por marketing que por ideología propia, es como dice García, un verdadero simulacro de aplaudidores y odiadores. 

De conductores a actores 

Hay actores -perdón- conductores que se han diversificado; hoy hay el que odia a las chivas, el qué alucina a los pumas, a las escuadras regias, a los equipos chilangos, etc., etc., y los actores se meten de lleno en su papel, siguiendo el script al pie de la letra para que con o sin argumentos o incluso hasta haciendo ridículos grotescos que les permitan viralizarse posteriormente en redes lo que se traduce en likes, aplausos o mentadas, que para efectos de rating cuentan lo mismo y suman.  

En los simulacros NO hay actores que odien a los equipos de poca convocatoria. Si no existen, no venden, por tanto, no necesita ni aplaudidores, ni odiadores. Son equipos que simplemente subsisten, que no existen ni para provocar mentadas de madre.  

José María García en el 2017, ya lo tenía muy claro, el gobierno y los que manejan el poder en el deporte eran uno mismo y actuaban con total simetría sin importar los colores; “Me encanta todo lo que sea innovación, internet ha cambiado el mundo. El Gobierno puede controlar la televisión, la radio, los periódicos fácilmente… Pero las redes nadie las puede controlar. Ese es el lado bueno. El lado malo: el libertinaje, que se pueda insultar, mentir, inventa sin pruebas, sin investigar…” Estas últimas son la razón del porque tan afamado periodista jamás se mantuvo alejado de las redes sociales de manera voluntaria. 

Redes sociales, jungla del vituperio 

No lo culpo en la jungla de las redes sociales la cultura del odio, el insulto, la denostación se ha agudizado de manera profunda y peligrosa en las nuevas generaciones. Y se practica en cada tuit, en cada comentario. “Si NO piensas como yo eres un pendejo” y una mentada de madre es lo menos que te escriben en las redes.  

En la inmensa mayoría no hay puntos medios, no hay tiempo ni espacio para la objetividad o el análisis; ¡estas a favor de lo que yo pienso, creo o eres mi enemigo, aunque pudieras tener la razón! Ahí NO hay lugar para ella, no importa quien la tenga, lo único que vale en la jungla de las redes es que tienes que pensar exactamente como ellos. Y así, sin distingos la aplican los chairos contra los fifis, los americanistas contra los chiva hermanos y viceversa.  

Lo más incongruente del caso, es que las nuevas generaciones a las que se califica como “cristal” y/o “mazapán” suelen ser los más activos de este comportamiento enfermizo en las redes sociales. No es extraño que ellos sean mayoría, ellos nacieron en esta época con estos beneficios o esta maldición que polariza y no solo por temas de ideología política. 

La incongruencia de normalizar 

Sin embargo, estas nuevas generaciones que, en su mayoría, NORMALMENTE se la pasan peleando en las redes de manera diaria, esos que tienen al insulto como único argumento, son exactamente los mismos que se tiran al piso, lloran y se dan golpes de pecho, cuando les tratas de explicar que hay situaciones en el deporte y en su actuar, que están en las entrañas como un tumor inextirpable, que por malas o lamentables que sean son y serán parte del mismo nos gustes o no. 

Falto cabeza fría 

Aparece entonces la incongruencia y estas nuevas generaciones ven como algo común el pasarse insultando o agrediendo en redes sociales. Ellos si se permiten NORMALIZAR ese comportamiento irracional actual, pero NO son capaces de aceptar que en tiempos pasados había situaciones lamentables, con las que debías aprender a convivir a superar para destacar o sobrevivir y aún siguen sucediendo. 

Eso justamente sucedió con el tema de la muy lamentable lesión de Bryan Rodríguez, que de brote pronto, con la calentura, enojo y frustración desencadeno una ola de argumentaciones falaces, insultos, descalificaciones y hasta amenazas en redes sociales para los involucrados especialmente para Jesús Gallardo. 

Hay una frase que me encanta y que tengo como cierta y que dice; “Un sabio dijo: No prometas cuando estás feliz. No respondas cuando estás enojado” Y en ese momento de enojo, nadie en el club América, fue capaz de poner hielo a la situación, por el contrario, Baños y otros le echaron gasolina a la hoguera al final del juego cegados por la frustración. 

Aun supura la herida 

Tengo claro que para una parte de la cúpula americanista la intempestiva salida de Ortiz del club para firmar con Rayados, dejo heridas que aún no sanan, pues a pesar del baile y goleada que le propinaron al equipo de su ex técnico, filtraron la versión de que Peter Telemaque, un asistente del “tano” gritaba; ¡dale, si lo rompes yo lo pago! Luego fue Jonathan Dos Santos el que con la calentura acuso a Gallardo; ¡Se lo dijo antes de la jugada que lo iba a reventar y así lo dejo! (9) EL MÁS GRANDE 🦅 en X: «Multaran a Jonathan dos Santos por esto: https://t.co/8ZcaLrQF2g» / X (twitter.com) 

¿Qué pudo haber amenazas? Claro, pudo ser cierto, no sería la primera, ni la última vez.  Pero viene la palabra más IMPORTANTE; ¿Lo podrían probar con evidencia plena y contundente? ¡NO! Una cosa es decirlo y otra muy diferente probarlo, que es lo más importante para cualquier juzgador. La calentura del juego, bloqueo este fundamental hecho.  

Perro que ladra…. 

Amenazar o intimidar al rival, lamentablemente sucede y sucederá miles de veces durante un torneo, lo mismo con profesionales y en el llano, el que niegue que eso existe seguro solo juega el FIFA en una videoconsola. No se trata solo de que está mal, que lo está, aquí la cuestión es que ese comportamiento existe y seguirá apareciendo, nació con el futbol y morirá con él mientras lo jueguen los seres humanos, porque desde Caín y Abel –si es que existieron- en la vida siempre habrá buenos y malos.  

Nos guste o no –que NO es normalizar, sino en hacer énfasis de algo que es evidente y NO terminara- amedrentar al rival, provocarlo, amenazarlo, asustarlo, para que el rival se haga “chiquito”, se “esconda” durante el partido y no son pocos los jugadores que ganan ese duelo mental. Justo ahí nacen los jugadores llamados “pechos fríos” ¿a cuantos conoces? 

Que parezca un accidente… 

Pero una cosa es amenazar, amedrentar y otra muy diferente es cumplir estas en el terreno de juego. Claro que ha sucedido, pero cuando hay intención dolo, se nota, NO se puede ocultar. Eso de que “haz que parezca un accidente” NO sucede el futbol, porque con toda la adrenalina encima el que va a agredir con dolo, NO puede ocultar sus negras y criminales intenciones. Precisamente por eso, la telenovela de Gallardo-Bryan-Jonathan terminó así, porque era lo más lógico.  

Para muestra un botón. Todos recordamos a esa bestia, ese troglodita que era Pepe en la defensa central del Real Madrid, ese que amenazaba con quebrar a aquellos que le “pisaban” el balón o le hacían túnel. Él se los advertía e iba por ellos, los atacaba de manera brutal, infame, iba por ellos sin misericordia, el dolo se podía percibir desde la luna, eso NO sucedió jamás con Gallardo en la jugada con Bryan.  https://www.youtube.com/watch?v=FLR2i2OjVFQ 

No es normalizar lo que antes sucedía era y es malo, es ser simplemente realista. Nos guste o no, debemos de aprender a convivir con esas malas circunstancias. ¿Se van a acabar alguna vez los malos? No creo, no se deben enaltecer sus acciones, se deben de combatir, pero las buenas intenciones no sirven para erradicarlas. A mí no me gusta cómo se debate o se insulta en twitter, pero si quiero seguir ahí debo adaptarme y sobrevivir en la jungla del insulto, las fake news y las descalificaciones, no hay otra.   

Lucha generacional  

No se trata de una lucha de generaciones. Entiendo perfectamente que NO todo lo del pasado fue bueno, ni lo mejor, así como el presente, ni el futuro lo es o lo será, aunque TODOS quisiéramos que fuera así. Es muy diferente ser optimistas a ser iluso.   

En las redes sociales me provoca risa cuando las nuevas generaciones, me califican como “anciano” para denostarme cuando no están de acuerdo con algún comentario. Ser un anciano o tener mi edad, está muy lejos de significar un insulto y menos viniendo de gente más joven, yo lo considero un enorme privilegió al que espero que algún día lleguen ellos, como también han llegado seguramente sus padres o abuelos 

Como dice un texto que encontré por ahí; Me siento privilegiado de aun poder convivir con esta nueva generación, yo estoy muy orgulloso de haber vivido lo que vivido. Me toco una infancia donde éramos el güero, la china, el gordo, el chaparro, la flaca, el loco, la pecosa, el negro o cosas así, pero todos pertenecíamos al mismo grupo, nunca necesitamos ir al psicólogo para superar ese “trauma”.  

Ligábamos jugando a la botella o a «verdad o castigo», no en un chat escondido y peligroso del Facebook No era necesario tener Tik Tok, Instagram, Twitter, para saber si existíamos o cómo estaban nuestros amigos, andábamos en bicicleta, patinetas o patines sin casco, ni protectores para rodillas y codos. Los columpios eran de metal y la resbaladilla con esquinas ¡de puntas oxidadas. Nos hartamos de pan de dulce sin preguntar, ni importar si tenía gluten o exceso de calorías y tomábamos sin espanto agua de la llave.  

Algún día cuando el tiempo pase, a pesar del tiempo cuando tengan mi edad o la de sus padres, se darán cuanta que por mucha que sea la evolución y el avance de la tecnología, habrá también muchas cosas que no habrán cambiado como ellos hubieran querido y que tuvieron que convivir con situaciones lamentables y que el saber enfrentarlas los hizo más fuertes. Pero esa respuesta, se las dará solamente se las dará el tiempo.  

“Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar”

Bertrand Russell 

   

octubre 31, 2023 - 8:00 pm

Por: Fantasma Suárez

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